Ciudad de México | 2025-02-26
El descubrimiento del asteroide 2024 YR4 generó una ola de especulaciones globales, especialmente por su posible cercanía a la Tierra en 2032.
Sin embargo, Óscar Fuentes-Muñoz, investigador postdoctoral del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, compartió detalles poco conocidos sobre esta roca espacial y explicó por qué no representa una amenaza inminente para nuestro planeta.
Desde que se detectó la existencia de 2024 YR4, las estimaciones sobre su probabilidad de impactar contra la Tierra fluctuaron hasta prácticamente desaparecer. Según Fuentes-Muñoz, la rápida respuesta de los científicos permitió recopilar suficientes datos para descartar cualquier posibilidad de colisión en el futuro cercano.
Aunque inicialmente se habló de un 2,3% de probabilidad de impacto, esta cifra cayó a cero en pocas semanas gracias a observaciones más precisas.
"En la historia hemos registrado once casos de asteroides que impactaron con la Tierra, pero todos eran tan pequeños que solo produjeron luces brillantes en el cielo", explicó el experto. En el caso de 2024 YR4, aunque es más grande (entre 40 y 90 metros de diámetro), su potencial daño nunca alcanzó niveles preocupantes.
"La probabilidad nunca fue lo suficientemente alta como para plantearnos medidas de mitigación. Lo que hacemos ahora es monitorearlo porque, con más datos, sabemos que estas probabilidades tienden a disminuir a cero", destacó Fuentes-Muñoz.
El asteroide viajará a una velocidad aproximada de 14 kilómetros por segundo cuando pase cerca de la Tierra en 2032. Su órbita lo llevará a una distancia mínima de 0,8 unidades astronómicas (UA) del Sol, más cerca que la Tierra, que está a 1 UA.
Esto significa que, al acercarse al Sol, el asteroide acelerará considerablemente, mientras que en su punto más alejado se moverá más lentamente.
A pesar de que el riesgo de impacto ha sido descartado, los científicos continúan vigilando su trayectoria. La razón es simple: después de 2032, aún queda incertidumbre sobre cómo evolucionará su órbita en el espacio.
"Dependerá de factores como su proximidad a otros cuerpos celestes y las fuerzas gravitacionales que actúen sobre él", explicó el investigador.
Actualmente, el asteroide ya no es visible desde la Tierra con telescopios convencionales. No volverá a estarlo hasta 2028, cuando se aproxime nuevamente. Mientras tanto, el telescopio espacial James Webb jugará un papel crucial en su estudio. En marzo de este año, utilizará escáneres infrarrojos para analizar detalles clave que aún permanecen desconocidos.
"El tamaño exacto del asteroide sigue siendo incierto porque lo que vemos desde aquí es solo un punto de luz. El brillo que refleja puede variar dependiendo de su composición", señaló Fuentes-Muñoz.
Con los datos proporcionados por James Webb, los científicos podrán determinar con mayor precisión el tamaño y otras características físicas de 2024 YR4, ayudando a predecir su comportamiento futuro.
Aunque 2024 YR4 no representa una amenaza, el experto destacó las estrategias que se implementarían en caso de detectarse un asteroide peligroso. Estas incluyen misiones internacionales coordinadas, como el proyecto DART de la NASA, diseñado para desviar asteroides mediante impactos controlados. También se evaluarían evacuaciones locales si fuera necesario.