Xalapa | 2024-12-09
En las aguas del Golfo de México en ocasiones un fenómeno afecta los ecosistemas marinos debido a la alta concentración de toxinas que libera: la marea roja. Para Yury Okolodkov, biólogo marino ruso establecido en Veracruz, estas proliferaciones de microalgas son un tema de investigación científica primordial tanto para conocer su origen, como para buscar preservar áreas protegidas como el Sistema Arrecifal Veracruzano.
Okolodkov ha enfocado su trabajo en estudiar una parte de este fenómeno. Experto en taxonomía de microalgas insiste que la proliferación de la marea roja no tiene una respuesta única respecto a sus posibles causas, aunque local y regionalmente se puede relacionar con la contaminación ocasionada por la descarga de aguas residuales sin tratar y con el impacto de proyectos como la ampliación de puerto.
"Es un espectro de problemas complejo. Necesita la experiencia de biólogos, de oceanógrafos físicos y toxicólogos. También de quien investiga el impacto de todo esto en la economía", explica.
Refiere que, en las proximidades de Playa Norte, casos de mortandad de peces como una registrada en enero de 2010 han sido objeto de estudio por varias instituciones que concluyen como un posible origen la descarga de aguas residuales sin tratamiento, un problema asociado a la eutrofización. Este fenómeno, caracterizado por un exceso de nutrientes como los compuestos de nitrógeno y fósforo, propicia la proliferación de microalgas y está vinculado al incremento de las mareas rojas.
De esta manera la Playa Norte de Veracruz amaneció el 2 de enero de 2010 con una gran cantidad de peces muertos varados en la costa. Los pescadores fueron los primeros en notar la situación y ya habían reportado desde diciembre peces muertos flotando en alta mar, pero fue con el año nuevo que la magnitud del evento se hizo evidente.
Posteriormente investigadores identificaron que ocurrió un florecimiento algal nocivo ocasionado por la combinación de especies de microalgas Karenia, la "Mexican hat" (sombrero mexicano) y "Karenia brevis", ambas toxicas y que produjeron la muerte de casi una tonelada de peces, incluyendo meros, morenas y peces loro. Incluso los pescadores reportaron irritaciones en ojos y vías respiratorias.
El reporte publicado en Harmful Algae News, un boletín de la UNESCO patrocinado por el Instituto Español de Oceanografía y el Departamento de Biología de la Universidad de Copenhague, señala que históricamente los florecimientos algales nocivos no son ajenos a las costas de Veracruz, pero el evento del 2010 dejó un precedente. El documento destaca que esta área tiene una carga permanente de materia orgánica derivada de una planta de tratamiento de desechos instalada en la zona.
Yury Okolodkov sostiene que no existe una tendencia global uniforme sobre las causas de las FANs, pues se ha observado que son frecuentes en zonas tropicales y templadas. Sin embargo, es una realidad su multiplicación en las áreas con mayor actividad humana y vertido de aguas sin tratamiento. Además, la sedimentación provocada por obras portuarias también amenaza los ecosistemas marinos, especialmente las zonas de arrecifes de coral, en áreas densamente pobladas y dependientes de la actividad costera.
"No hay tendencia global en el incremento de mareas rojas, las tendencias son regionales, podemos esperar más fenómenos de marea roja en esta zona donde aguas no tratadas salen al Golfo. También, donde la gente llega a descansar por los períodos vacacionales, pero no tanto, sobre todo, afecta la industria y, por supuesto, la construcción del puerto evidentemente debía causar una resedimentación".
Okolodkov agrega que, aunque existen especies de microalgas potencialmente tóxicas, los arrecifes de Veracruz se mantienen relativamente seguros frente a floraciones algales nocivas. De las 200 especies de microalgas tóxicas conocidas en el mundo, están presentes en la zona entre 20 y 25 especies que son potencialmente tóxicas, o aún más, especialmente frente a Veracruz, Boca del Río y Antón Lizardo. No obstante, no han mostrado aún niveles críticos de toxicidad como los observados en regiones como la plataforma oeste de Florida, en los Estados Unidos de América.
El investigador agrega que desde 2008, iniciativas de capacitación lideradas por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (U.S. Environmental Protection Agency) han fortalecido la capacitación de instituciones mexicanas, incluyendo la Secretaría de Salud, SESVER, la Secretaría de Marina y universidades como la UV, para monitorear y evaluar el riesgo de las mareas rojas.
"Veracruz, yo diría, hasta ahora en términos de microalgas tóxicas está bastante seguro, porque las especies que aparecen tóxicas en otros lugares prácticamente todavía no florecen, pero la situación puede cambiar con el tiempo", advierte el biólogo marino.
Desde 2005, como investigador en el Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad Veracruzana en Boca del Río, Okolodkov combina la investigación científica y la formación de nuevas generaciones de especialistas a nivel de maestría y doctorado, los dos programas de excelencia ante el CONAHCyT que manejan en este instituto. "Todo lo que hacemos en tierra termina en el mar", comenta con firmeza en entrevista.
Llegó a México en 2001, tras una destacada carrera en su natal Rusia, donde formó parte de más de 20 expediciones científicas al Ártico y otras regiones extremas del planeta. En 2005 decidió establecerse en Veracruz, atraído por la riqueza marina del Golfo y por el reto de estudiar sus microalgas.
De esta manera encontró un laboratorio natural para su especialidad: la taxonomía, ecología y biogeografía del fitoplancton marino y microalgas bentónicas, un campo que lo ha llevado a colaborar con instituciones científicas de todo el mundo, aunque considera que son pocos los veracruzanos que conocen la riqueza y belleza de ecosistemas como el Sistema Arrecifal Veracruzano.
Añade que el proceso de investigación en el estudio de microalgas combina trabajo de campo, análisis de laboratorio y producción académica. Los investigadores como él recolectan muestras en el campo, las analizan en laboratorio utilizando diversos tipos de microscopios y documentan sus observaciones con fotografías. Posteriormente, los resultados y conclusiones se estructuran en publicaciones científicas que son sometidas a revisión editorial, donde reciben comentarios críticos para ser corregidos antes de su publicación. Esta dinámica, que equilibra las actividades de campo, laboratorio y gabinete, refleja el rigor para generar conocimiento científico.
"Es un balance entre el trabajo de campo, en el laboratorio y trabajo de gabinete", agrega, apuntando que la marea roja es una de las manifestaciones más evidentes del desequilibrio en los ecosistemas. Para el experto se trata de un florecimiento descontrolado de microalgas, que puede ser tóxico o no, pero que es necesario monitorear de forma permanente.
La trayectoria de Okolodkov lo avala como una autoridad en la materia. Con más de 130 artículos científicos publicados y 40 capítulos de libros, además de múltiples reconocimientos internacionales, el experto comenta que en esta etapa de su carrera su objetivo no es sólo generar conocimiento, ahora también busca generar conciencia.
En el Laboratorio de Botánica Marina y Planctología, que fundó en 2008, dirige investigaciones que combinan trabajo de campo, análisis microscópicos y la publicación de resultados. A pesar de estos esfuerzos, señala que las acciones gubernamentales y la inversión en temas tan complejos como la marea roja son insuficientes.
Lamenta que, en los últimos años, la colaboración internacional en Veracruz, que alguna vez fue ejemplar, ha disminuido. El investigador señala que en 2009 se alcanzó un nivel de cooperación alto con instituciones de Estados Unidos que se ha diluido con el tiempo. Sostiene que la falta de financiamiento y de políticas públicas efectivas puede afectar la capacidad de respuesta ante las consecuencias de las FANs.
"La UV quedó un poco fuera de esto, pero uno de los puntos más fuertes que nosotros tratamos es hacer investigación y publicar estos resultados (...). Necesitamos financiamiento para formar los recursos humanos, tener laboratorios adecuados y equipar estos laboratorios, porque sin esto no podemos avanzar, el mar está aquí y necesitamos rapidez en los análisis".
Al participar en la formación de nuevas generaciones de científicos especializados en biología marina, el investigador defiende que "el conocimiento debe transmitirse", especialmente con retos enormes como la marea roja. A pesar de las dificultades, destaca el potencial de Veracruz para convertirse en un referente en la investigación marina, siempre que se destinen los recursos necesarios.