San Juan Evangelista | 2023-05-27
Tenía 25 años de edad, era experto en karate y estaba a punto de causar alta en el ejército mexicano. Era valiente y el viernes por la madrugada murió a balazos tratando quizás, de defender a sus tíos, una pareja que lo había contratado para que los ayudara temporalmente en la recolección de leche, labor que realizaban sus parientes normalmente.
Uriel era su nombre y era originario de Jesús Carranza, pero el destino quiso que muriera en defensa de sus tíos en un rancho cercano a un poblado llamado El Cautivo, municipio de San Juan Evangelista, zona donde nunca se ha parado la fuerza civil o la Secretaría de seguridad pública del Estado, para dar protección a los productores y comerciantes de queso y leche, como es el caso de Jose Manuel Martínez Bello y su hermana, que murieron en un aparente robo con violencia.
A la pareja le habrían robado 400 mil pesos en su rancho. Les dispararon con una escopeta, le vaciaron la casa del rancho y los mataron.
Los habitantes de El Cautivo, que nunca habían sabido de una masacre de este tipo, ahora exigen justicia y seguridad para sus pueblos, ya que desde hace más de un año, no se cuenta con Policía Municipal, corporación que si vigilaba esa área y había logrado erradicar dos flagelos, el del abigeato y la extorsión.
Gamaliel Uscanga Jiménez, sub agente municipal de El Cautivo, denunció que desde la llegada de la Fuerza civil a San Juan Evangelista, como encargada de prevenir el delito y vigilar el municipio, la inseguridad en esos rumbos va en aumento. Nunca se ha visto patrulla alguna que vaya a dar tranquilidad.
Afirmó que hasta hace unos meses, en que la seguridad estaba a cargo de la Policía Municipal, el robo de ganado y la violencia estaban desterrados del municipio sanjuaneño,
Pero desde la desaparición de la policía municipal y la llegada de su relevo, que es la Fuerza Civil, los índices delictivos han ido a la alza, y el robo de ganado es una pesadilla.
En marzo pasado, dos personas fueron secuestradas en el ejido Miguel Alemán, en San Juan, y fueron llevadas por la fuerza hasta Mecayapan, donde los maleantes se enfrentaron con la Marina y se supo que el jefe de la banda era el comandante de la Municipal de Chinameca, policía a la que el gobierno no le hizo nada ni la intervino.
Beatriz Martínez Bello, hermana de los difuntos, denunció que la inseguridad en sus pueblos ahora no los deja dormir y que jamás pensó vivir una pesadilla así.
El regreso de la policía municipal para que se haga cargo de la seguridad pública, seria una opción para que retorne la tranquilidad a los pueblos.
En tanto Uriel, dejó a un lado sus sueños de ser militar y combatir a la delincuencia que le arrebató la vida. Su padre, quien pide el anonimato, señala "él tenía un día trabajando con sus tíos, estoy seguro que él los quiso defender y los reconoció, por eso los mataron. Mi hijo sabía artes marciales y por eso no pudo ser fácil que lo controlaran", consideró.
El cadáver del joven Uriel fue localizado como a dos kilómetros de la casa donde asesinaron a sus tíos, al parecer quiso salir del lugar para pedir ayuda o para perseguir a los asesinos, pero fue abatido.
En el lugar solo se encontraron casquillos calibre .22 , y claros indicios de que cometieron el robo pues el dinero del pago de la leche no fue localizado.
Ahí quedó una camioneta con leche en tambos que se habían recolectado.
José Manuel Martínez Bello pretendía con los 400 mil pesos, pagar la producción de leche que había comprado.
Los que acopian ese producto lácteo ahora temen ingresar a esa zona y al igual, los productores, por saber que por el momento, no tendrán a quien entregarle su leche.