Misantla | 2024-10-20
Lorenzo Rivas Fuentes, vocero de la Diócesis de Papantla, ofreció una reflexión sobre las festividades de Todos los Santos y Fieles Difuntos, tradiciones profundamente arraigadas en la cultura mexicana, pero con un trasfondo cristiano que, según la Iglesia, debe prevalecer en medio de las creencias populares.
"Es una oportunidad para recordar a nuestros seres queridos que han fallecido y otorgarles un lugar de respeto en la memoria de cada familia", explicó Rivas Fuentes, enfatizando que la Iglesia Católica también venera a los fieles difuntos, esta conmemoración se trata de recordar no solo a familiares cercanos, sino también de honrar a todos aquellos santos anónimos que no han sido canonizados, pero que, según la fe cristiana, han alcanzado la gracia divina, "la solemnidad de Todos los Santos es para aquellos que la Iglesia no ha reconocido oficialmente, pero que igualmente reciben un lugar de honor", añadió.
En México, el Día de Muertos es una festividad cargada de simbolismo y emotividad, con altares coloridos, ofrendas y rituales que celebran la vida después de la muerte, no obstante, el vocero advirtió sobre la necesidad de discernir entre las tradiciones que honran a los difuntos y otras prácticas, como el culto a la ´Santa Muerte´, que no se alinean con los valores cristianos, "la Iglesia no reconoce la veneración a la Santa Muerte, ya que está lejos de los principios del cristianismo", aclaró.
Aunque en muchas regiones la figura de la Santa Muerte ha ganado popularidad, la postura de la Iglesia Católica sigue siendo firme, según Rivas Fuentes, es fundamental que las festividades mantengan el respeto y la solemnidad hacia los fieles difuntos, sin desviarse hacia prácticas que la fe cristiana considera inapropiadas, "debemos recordar que la festividad tiene un enfoque en la vida eterna y la esperanza de la resurrección, en lugar de honrar figuras que distorsionan el mensaje de Cristo", sentenció.
En la celebración de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, la Iglesia invita a las familias a reflexionar sobre el ciclo de la vida y la muerte, siempre bajo la luz de la fe cristiana, y a mantener un espíritu de oración por aquellos que ya no están, pero que siguen siendo parte de la comunidad, ahora desde el ámbito espiritual.