Hungría | 2024-07-20
En una jornada que parecía prometedora, el piloto mexicano Sergio "Checo" Pérez se encontró nuevamente con la adversidad al sufrir un aparatoso accidente durante la Q1 de la calificación del Gran Premio de Hungría.
Este incidente no solo detuvo la sesión con una bandera roja, sino que también reflejó la racha de mala fortuna que ha acompañado al tapatío de 34 años en su trayectoria reciente con Red Bull.
Todo ocurrió cuando las primeras gotas comenzaron a caer sobre el circuito de Hungaroring. Pérez, en busca de una vuelta rápida, perdió el control de su RB20 en la traicionera Curva 8. Al pisar excesivamente los bordillos, la parte trasera del monoplaza se desestabilizó, llevándolo a estrellarse contra las barreras.
"Estoy bien", fue lo único que pudo comunicar Pérez por radio, mientras las cámaras capturaban la expresión de frustración y preocupación en el rostro de Christian Horner, jefe de Red Bull.
Desde su renovación con el equipo, Pérez ha atravesado una tormenta de desafíos y decepciones. Desde el fatídico fin de semana en Mónaco, donde comenzaron sus problemas, hasta el presente, ha logrado sumar solo 15 puntos en seis carreras.
La calificación en Hungría no promete ser diferente, con Pérez obligado a comenzar desde la décima sexta posición y necesitando algo cercano a un milagro para remontar en la carrera.
Para añadir más drama a la situación, Pérez partirá por delante de George Russell, víctima de una estrategia desafortunada de Mercedes que lo dejó en una pista en transición. Sin embargo, esta pequeña victoria es apenas un consuelo para un equipo que esperaba mucho más.
El accidente en Hungaroring no solo afecta la posición de Pérez en la parrilla de salida, sino que también subraya la creciente presión sobre él y sobre Red Bull.
Con cada carrera, la necesidad de revertir esta racha de infortunios se vuelve más apremiante. El camino hacia la redención parece cada vez más complicado, pero la esperanza de un cambio positivo sigue viva en el equipo y en sus seguidores.
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