Veracruz | 2021-03-03 | Maricarmen García Elías
Cuando una persona tiene valores humanos y educación se nota al instante, no importa la clase social a la que pertenezca siempre se percibe lo bien que éstos le fueron inculcados probablemente desde la infancia, en contraste las personas sin valores humanos también se dan a conocer en automático a la mínima acción o palabra, carecen de educación.
En un mundo cada vez más complicado es imprescindible inculcar desde la infancia valores humanos que nos hagan ser buenas personas con los demás y con nosotros mismos porque eso nos hará crecer día a día como sociedad. En esta premisa se basa la iniciativa que hace ya algunos años fue aprobada por la legislatura veracruzana donde se prohíbe la entrada de menores de edad a corridas de toros y espectáculos taurinos pues la violencia a la que son expuestos los infantes en esos lugares es desmesurada.
Está comprobado científicamente que presenciar la violencia desde pequeños como algo natural hace que una persona al crecer sea insensible con las demás personas o incluso que llegue a imitar acciones de violencia pues es algo con lo que está familiarizado. Casos de lo anterior abundan, de sobra decir que de acuerdo a estudios del FBI (Buró Federal de Investigaciones en Estados Unidos), la mayoría de asesinos seriales y delincuentes peligrosos vivieron una infancia en un ambiente de violencia y ellos mismos iniciaron maltratando animales como primer alerta de un sociópata.
Pero no hay que irse tan lejos, en las redes sociales de grupos defensores de los animales –por ejemplo en la de OPRA- no hay un día donde no se reporte un caso de maltrato animal , en la zona centro han ocurrido casos muy graves de maltrato animal donde ha sido necesario presentar denuncias en la Fiscalía (a merced del tiempo que tardan en turnarlas a la FEDAYCA en Xalapa), OPRA A.C. es dirigida por un joven matrimonio de profesionistas y voluntarios, es una asociación que ha trabajado incansablemente en el rescate de animales y la concientización del respeto hacia ellos, en medio de vicisitudes como todo albergue enfrenta a diario, superan el trabajo de las autoridades municipales y han salvado y reubicado a cientos de animales callejeros.
Detrás de estos casos de violencia hay gente sin valores humanos que va escalando en el grado de violencia hacia otros, sociópatas a los que se les debe aplicar todo el peso de la ley para evitar un delito mayor, porque al reclamarles o denunciarlos en medio de su agresividad no ven su mal comportamiento dentro de una sociedad civilizada.
Déjenme compartirles otro caso muy cercano de violencia extrema hacia un animal, una gatita que me inspiró a retomar esta columna luego de un tiempo para darles voz en este espacio. En este mes de marzo se cumple un año de que uno de mis vecinos mató con saña a este felino, este sujeto se presume tiene un amparo por violencia familiar en otro estado, pateó y apaleó a una gatita feral que vivía en el fraccionamiento porque según él y su esposa el animalito atacó a la mujer.
La gata comía pero el perro de estas personas se salió y la fue a molestar y fue ahí donde se armó el pleito entre los animales, al intervenir la señora a separarlos la gata (de no más de 2 kilos) le arañó las piernas y esto enfureció al sujeto quien incitado por la señora le partió en el lomo un palo de escoba, la pateó hasta la carretera para que fuera atropellada y ya cuando se cansó de patearla la dejó moribunda, dicen los testigos que el sujeto estaba iracundo, había menores de edad que presenciaron todo y automovilistas que le tocaban el claxon para que se detuviera pero no lo hizo, cuando me enteré de lo que pasó la llevé al veterinario, un vigilante la había resguardado, pero tuvieron que dormirla pues tenía órganos internos reventados por tanto golpe, sin embargo hasta su último aliento el animalito mostró su nobleza pues me lamió la mano e intentaba acariciarme, la acaricié con todo mi amor hasta que se quedó dormida y le prometí que contaría su historia para que las personas que ven a los animales como simples animales reflexionen y tengan un trato ético.
Anteriormente vecinos vieron a los hijos de esa pareja apedrear a unos gatitos bebés que tuvo esta misma gata y que fueron adoptados por otros vecinos, y es que la violencia se va trasmitiendo desde el hogar.
La gatita a la que algunos vecinos alimentábamos, porque así como hay personas sin valores también las hay con buen corazón, se le brindaron todas sus vacunas, estaba esterilizada y bien alimentada, dormía en la caseta de vigilancia en una transportadora que una vecina prestó pues nunca quiso vivir en mi casa probablemente por el miedo a mis perros ni en ninguna otra casa.
El sujeto no conforme con lo que hizo pedía gastos médicos para su esposa, enviaron a gente de una dependencia de salud en Xalapa donde se presumen tienen familiares a amedrentar, lamentable que se hayan prestado y además sin facultad para intervenir en Coatepec donde ocurrieron los hechos.
Finalmente esta persona fue denunciada ante la FEDAYCA y espero algún día le apliquen todo el peso de la ley como debe ser, porque es así como se debe ir creando la cultura de la denuncia por maltrato animal, enviar un mensaje contundente como sociedad de que rechazamos la violencia en todas sus formas y apoyarse en los valores humanos y la educación desde el hogar para fomentar en los niños la empatía y el respeto hacia todas las formas de vida.