Realidades y fantasías

Veracruz | 2020-04-04 | Francisco J. Ávila Camberos

La situación actual que vive nuestro país requiere de la participación solidaria de todos los sectores, para salir lo menos dañados que se pueda de la crisis sanitaria y económica en que estamos inmersos.

Esto implica que todos contribuyamos cuidándonos, siguiendo los protocolos de salud establecidos y saliendo lo menos posible de casa, para que la epidemia no se propague y  pueda controlarse pronto.

Si esto no se cumple, las consecuencias podrían ser fatales y serían miles de muertes los que podríamos llegar a tener.

En cambio, si todos cumplimos con nuestro deber, es posible que en unas cuantas semanas haya pasado la contingencia y todo vuelva a la normalidad.

Sin embargo, hay un problema mayor que no todos están detectando. Me refiero a la paralización de la economía de México y del mundo.

Si la cuestión económica no la manejan bien las autoridades mexicanas, se provocarán serios estragos, porque acatando sus indicaciones, muchas empresas están parando totalmente sus actividades, dejando de producir y de vender para evitar la propagación del contagio. Dicha medida extrema generará enormes pérdidas que muchos negocios no resistirán si no reciben pronto apoyo gubernamental.

No se trata de que el gobierno les regale nada, ni tampoco les preste dinero o les dé subsidios. Simplemente piden en su inmensa mayoría una tregua fiscal para que los impuestos, cuotas del Seguro Social y al INFONAVIT que les corresponde pagar ahora, los cubran de manera diferida en los meses restantes del año,  sin recargos, intereses ni multas.

Lo mismo podría hacerse en el caso del recibo de la energía eléctrica.

En otros países medidas similares ya se están aplicando, porque sus gobiernos saben perfectamente que si las empresas se mueren por falta de recursos, las consecuencias  serán todavía más graves que las ocasionadas por la epidemia que nos azota.

Porque resulta que sin empresas no hay empleo, ni tampoco producción, ni ventas, ni consumo, ni comida y por consiguiente tampoco hay para pagar impuestos.

Desafortunadamente tenemos ahora  autoridades federales que desde la comodidad de un cargo público y la certeza que les da el tener un sueldo seguro, se niegan a apoyar a los empresarios con las prórrogas que solicitan.   Quieren que les paguen los impuestos al “chas-chás” y además que manden a su casa a sus colaboradores pagándoles íntegros los salarios, cuando algunos micro, pequeños y medianos empresarios están al borde de la ruina, porque llevan meses con ventas bajas y ahora con cero ingresos.

Es como si a una vaca se le exige que dé más leche, dejándola sin alimento. Si la vaca se muere, el gobierno se verá en serios aprietos, porque no habrá quien le pague impuestos.

Incluso, en un régimen como el actual, que tiene en su cúpula varios integrantes que simpatizan con el chavismo venezolano y con los protocolos del Foro de Sao Paulo;  llegan a externar una gran fobia hacia los empresarios, digna de un análisis psiquiátrico.

Tal es el caso del titular de la SEMARNAT, quien declaró que los empresarios son el principal virus  que debe combatirse.

Estas frases tan agresivas las expresan quienes jamás se han tenido que preocupar por pagar la nómina, ni los impuestos, ni las cargas sociales.

Su mundo es otro. Salidos de la academia, o de la grilla y de la agitación política, viven en un mundo paralelo que no es el nuestro. Ignoran estas pobres gentes que viven gracias a nuestros impuestos.

Incluso barren parejo en sus decisiones atrabancadas. No toman en cuenta que existen empresarios mucho muy fuertes, económicamente hablando, que pueden suspender actividades y pagar salarios completos a sus trabajadores, durante un mes, sin mayor problema.

Sin embargo esas empresas son minoría.

La gran mayoría de las empresas del país son  micro, pequeñas y medianas que viven al día y éstas pueden morirse si se les obliga a pagar salarios completos a sus empleados e impuestos completos al fisco, cuando  simplemente  no tienen ingresos.

Ya de por sí teníamos una economía que iba en picada por las malas decisiones tomadas por nuestro gobierno. Ahora las cosas se pueden poner  más difíciles, si las autoridades, con una falta total de visión, se niegan a otorgar una tregua fiscal y a permitirle a cada empresario que en base a sus posibilidades negocie con sus trabajadores el monto a pagarles durante la contingencia.

El apretón del cinturón debe ser parejo, no solo trabajadores y empresarios tienen ser solidarios, sino también el gobierno mismo, quien sigue dilapidando nuestros recursos en programas sociales electoreros y en proyectos fantasiosos de muy dudoso éxito.

Ojalá y nuestro presidente haga caso y rectifique, aunque él tenga otros datos.

No les parece a Ustedes?.

Muchas gracias y buen fin de semana.