México | 2024-09-06
Más allá de estar o no de acuerdo con la Reforma Judicial que aprobó la mayoría aplanadora de Morena en la Cámara de Diputados en una sesión maratónica y con una sede alterna –ilegal o no- el pasado miércoles en la madrugada, lo cierto es que la oposición perdió la batalla desde mucho antes de entrar al debate legislativo.
Es más, perdieron desde antes de tomar protesta como diputadas y diputados. La verdadera votación de la Reforma Judicial ocurrió el 2 de junio y quien se dice medianamente informado no tendría por qué sorprenderse de lo que ocurrió.
Las candidatas y los candidatos de Morena, lo mismo que sus aliados el PT y PVEM, no ocultaron o disimularon en ningún momento que lo primero que harían llegando al Congreso Federal sería votar en favor del Plan C del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La promesa principal de los candidatos era llevar a los jueces y magistrados al escrutinio público para que fueran electos con el voto popular. La oposición no fue capaz de ofrecer algo distinto que convenciera a los veracruzanos de no respaldarlos a ellos.
Esa incapacidad que mandó a la oposición al fondo de las preferencias electorales, con una derrota abrumadora que ni los más acertados analistas se esperaban, fue lo que llevó a la aprobación de la Reforma Judicial, que ahora tendrá que pasar por el Senado de la República y, posteriormente, la aprobación de los Congresos de los Estado, sin importar manifestaciones, amparos o resoluciones judiciales.
El argumento sobre un pueblo desinformado no le alcanza a la oposición para hacer frente al tema, aunque no es del todo incorrecto, tiene mucho de razón.
Es verdad, no todos los mexicanos podrán tener la capacidad para entender un tema legal, pero las luchas sociales de muchos años y los logros que se consiguieron de esa forma, rompe con ese estigma, ya que el pueblo siempre ha demostrado que es lo que quiere.
Justamente lo que el pueblo quiere con el respaldo que dio a Morena para que pase adelante la reforma judicial, es un cambio profundo en la impartición de justicia, que dejen de pedirles mil o cinco mil pesos para sacar copias en los juzgados, que el amparo deje de ser un instrumento que favorezca a los privilegiados, tener una justicia pronta y expedita.
Es decir, la reforma al poder judicial pasará adelante impulsada por el resentimiento, por el hartazgo y la oposición no podrá frenarla porque no tiene una opción de cambio, porque perdió la credibilidad y porque dejaron de ser una opción.
X @VictorToriz