Veracruz | 2020-06-27 | Silverio Quevedo
Cansados de las noticias negativas y cotidianas, algunos miembros de una familia, a veces la mayoría, guardando la cuarentena que ya se convirtió en "noventena" y más; cuando el estrés empieza a hacer presa, y las emociones se empiezan a somatizar en términos de la sicología, junto a la presencia de paranoia y la sicosis, entonces la población quiere empezar a escuchar informaciones positivas, y alejar las negativas desde las que llegan a casa hasta las que se generan en el imaginario colectivo y a través de las plataformas digitales.
Algunos especialistas en medicina convencional y estudiosos de la sicología incluso, orientan una vez más a enfrentar el miedo, que fue el primer paralizador de la sociedad y que obligó a muchos a encerrarse en sus casas y a guarecerse ante la amenaza del virus Covid-19, pero ¿por cuánto tiempo?.
Ante ese agobiante estrés que lleva a la somatización y que en palabras de la sicóloga, Gema Sánchez Cuevas se explica así:
Me encuentro mal; por la somatización de las emociones.
"Cuando experimentas una situación estresante, ya sea a nivel físico, emocional, o ambiental, de esas que sientes que ya no puedes más, tu organismo se pone en marcha. Se activan diferentes estructuras cerebrales como el hipotálamo o la amígdala, y un gran número de hormonas relacionadas con el estrés (como el cortisol) comienzan a recorrer tu cuerpo a través de la sangre y generan respuestas a todos los niveles, desde la modificación del estado cognitivo, hasta la forma en la que procesamos la información, o por ejemplo a la hora de determinar cómo vas a comportarte y cómo te sientes".
En estos tiempos, como una alternativa a alejar estos impactos emocionales, se genera una avidez por escuchar y alimentarse de noticias positivas, cuando más de uno empieza a repetir que el virus no se va a ir, y que la clave está en aprender a vivir con su presencia hasta en tanto no se encuentre la vacuna.
Ante ello, un artículo de la periodista cubana-mexicana, Peniley Ramírez sobre el tema, y que si bien no tiene que ver con esa zozobra que ha generado el escenario del coronavirus, con su análisis y retrospectiva emerge como un salvavidas en medio del océano, como un trozo de madera en la marejada después de un naufragio, aunque claro, muchos no quisieran llegar a tener que usar esa panacea.
Pues bien, Peniley, egresada de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, huésped –muy joven- de la redacción de este corporativo editorial, hoy colaboradora de la cadena Univisión, articulista de El Universal y quien recientemente fue parte del honorable jurado en el concurso de trabajos de periodismo 2019 organizado por la Comisión Estatal de Atención y Protección a periodistas en Veracruz, publica una columna que bien vale retomar:
Premio nacional de periodismo 2016, en su espacio Linotipia y bajo el título de "Cuatro buenas noticias para Covid-19 en México", Peniley dice:
En los últimos cinco años, un equipo de investigadores en México ha experimentado cómo un medicamento puede desinflamar el sistema nervioso central. Se llama dexametasona. En lugar de inyectarlo, han propuesto que se use una cantidad mínima, que llegue al cerebro desde el nervio olfativo, que está en la nariz. Han tenido buenos resultados controlando la inflamación en el sistema nervioso central, en el respiratorio y todo el organismo. Los resultados fueron publicados en revistas especializadas calificadas mundialmente.
En marzo, propusieron que ese tratamiento también se use para pacientes con coronavirus, que provoca una inflamación de todas las células del cuerpo humano, incluyendo los pulmones y el sistema nervioso. ´Por eso creemos que muchos pacientes pierden el gusto y el olfato, el virus está afectando el sistema nervioso que controla esos sentidos´ explica Edda Sciutto, una de las autoras del estudio e investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM. "Debe ser una dosis muy específica, en hospital y no en los primeros días. La inflamación inicial ayuda a que el paciente enfrente el virus; debe usarse cuando empieza a salirse de control la inflamación".
De ahí la periodista hace una serie de análisis de otros proyectos y otros investigadores de la misma UNAM que incluso experimentan para encontrar la vacuna, porque "no podemos sentarnos a esperar nuestro turno en la fila de países ricos que saldrán a comprar. Tenemos que seguir en nuestra ruta, con nuestros investigadores, y creemos que es una ruta correcta".
Ojalá hubiera más informaciones de este tipo, y noticias más alentadora dentro y fuera de México, pero qué mejor que con los estudiosos y científicos del país.