México | 2024-10-22
¡Ay, Papantla, tus hijos vuelan! Así fue como, de un día para otro, el Mercado de Artesanías del Malecón en Veracruz se fue directo al cajón de los recuerdos.
Y es que, como si Tláloc hubiese decidido echarnos una lloradita por el derrumbe, ayer nos llovió con ganas, inundando medio puerto y dejándonos, literalmente, con el agua hasta el cuello.
Ese mercado, raza, no era cualquier cosa. ¿Quién no tiene en su casa la clásica camiseta que dice "Mi papá fue a Veracruz y solo me trajo esta pinche playera"? ¡Pura leyenda! O el cenicero de conchitas, o los collares hechos a mano que te daban ese toquecito veracruzano. Era un lugar que olía a mar y a nostalgia.
Desde su apertura en 1982, más de 100 locatarios vendían con orgullo todo lo que hiciera referencia al puerto. Pero, ¿qué creen? La modernidad llegó como huracán y, sin avisar, se llevó de encuentro más de 40 años de historia. Se acabó la era de esos locales llenos de recuerdos y conchas.
El pasado 17 de octubre comenzó la demolición del mercado. Ahí estaban, pintados en aerosol, los últimos suspiros de los locatarios: "Gracias, Dios, por todo". Y no es para menos; después de tantas batallas legales y resistencia, al final, la modernidad hizo lo suyo.
Ahora sí que Ángel Hernández Ramos, presidente de la Asociación de Artesanos Fundadores del Malecón, está más enojado que el que solo pide un lechero y le están cobrando dos canillas y una bomba con nata. Desde el principio dijo que no los tomaron en cuenta en el proyecto, y tiene razón.
El lugar que ellos conocieron desaparecerá, para dar paso a una plaza conmemorativa del 110 aniversario de la gesta de 1914. Y mientras tanto, ellos ahí, luchando para que sus locales no fueran demolidos.
Pero, raza, no todo es tan malo. Los locatarios tendrán espacios provisionales en la Macroplaza, al ladito del hotel Emporio. Claro, serán unos locales chiquititos y feos de tablarroca, pero, ¡qué más da! Ahí tendrán que aguantar el temporal. Y más les vale que las carpas aguanten las lluvias, porque con los nortes de octubre y noviembre, a más de uno se le va a volar la mercancía.
De un día para otro, todo cambió. Con la plaza hecha pedazos y ellos vendiendo sus cositas bajo una carpa que, si el viento sopla tantito fuerte, se nos va como papalote.
Hace unos días ahí estaba doña Beatriz, sacando de sus cajas lo poco que le queda de *Flipper*, el local que fundó su mamá hace 45 añotes. ¡Cuarenta y cinco! Mientras el trascabo hace más ruido que la tambora en carnaval, ella solo ve cómo su historia se vuelve escombro.
Pero como buen veracruzano, no nos rajamos. Beatriz dice que va a regresar, ¡faltaba más! Que le prometieron su lugarcito de vuelta. Y así como ella, Susy, Don Beto y hasta Don Andrés esperan, porque el jarocho es como el mar: siempre vuelve.
Como ya usted lo sabe, hoy en día, los marinos y soldados de plomo están metidos hasta en la construcción de castillos de arena en la playa.
El vicealmirante Carlos Ignacio Velázquez Tiscareño, director general de la Administración del Sistema Portuario Nacional Veracruz (Asipona), andaba como si nada ese día, paseándose por los locales, asegurando que todo va a ser para mejorar y que no habrá daños para los comerciantes. Pues sí, ¿qué más puede decir, no? La modernidad está en marcha y no se puede detener.
Este mercado tenía el nombre de Miguel Alemán Valdés, y es que fue durante su mandato que se construyó.
Antes, esa zona era puro depósito de autos y bodegas, pero se levantó para que los veracruzanos pudieran tener su mercadito de artesanías.
¿Y qué había ahí? Todo lo que te imagines: playeras, destapadores, bolsos, letreros, productos de café, collares... puro recuerdo del puerto.
Ahora, los nuevos locales estarán en la flamante Plaza del Heroísmo Veracruzano, donde habrá eventos, exhibiciones de arte y hasta un restaurante.
Así que, aunque nos duela despedirnos del mercado de siempre, parece que viene algo más moderno.
Eso sí, a ver si el cambio ayuda a los locatarios, porque al final, lo único que quieren es seguir vendiendo sus recuerdos y mantener viva la esencia del puerto jarocho.