Xalapa | 2023-12-11
Para nadie es desconocido, que la corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países y es que la corrupción socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos electorales, pervertir el imperio de la ley y crear problemas burocráticos.
Evidentemente también atrofia los cimientos del desarrollo económico, ya que desalienta la inversión extranjera directa y a las pequeñas empresas nacionales les resulta a menudo imposible superar los «gastos iniciales» requeridos por la corrupción.
De ahí, que el 31 de octubre de 2003, la Asamblea General aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, que entró en vigor en diciembre de 2005, y pidió al secretario general que designara a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) como la secretaría para la Conferencia de los Estados Parte de la Convención.
Para crear conciencia contra este ilícito y difundir el valioso papel de la Convención a la hora de luchar contra ella y prevenirla, la Asamblea también designó el 9 de diciembre como Día Internacional contra la Corrupción.
A nivel internacional, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) lideran la labor para lograr avances significativos en la disminución contra la corrupción.
El mundo actual se enfrenta a uno de sus mayores retos para muchas generaciones, retos que amenazan la prosperidad y la estabilidad de las comunidades y ciudades de todo el planeta. La plaga de la corrupción se entrelaza en la mayoría de ellos.
La corrupción tiene repercusiones negativas en todos los aspectos de la sociedad y está profundamente ligada a los conflictos y la inestabilidad, poniendo en peligro el desarrollo social y económico y las instituciones democráticas y el Estado de derecho.
Por ello, es que la corrupción no solo sigue al conflicto, sino que a menudo es una de sus causas fundamentales. Alimenta los conflictos e inhibe los procesos de paz al socavar el Estado de derecho, agravar la pobreza, facilitar el uso ilícito de recursos y proporcionar financiación para los conflictos armados.
La prevención de la corrupción, el fomento de la transparencia y el fortalecimiento de las instituciones son fundamentales para alcanzar las metas previstas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Por ello, éste 2023, en el Día Internacional, el objetivo fue poner de relieve el vínculo crucial entre la lucha contra la corrupción y la paz, la seguridad y el desarrollo. Su núcleo es la noción de que la lucha contra este delito es un derecho y una responsabilidad de todos, y que solo a través de la cooperación y la implicación de todas y cada una de las personas e instituciones podremos superar el impacto negativo de este delito.
Los Estados, los funcionarios públicos, los agentes de la ley, los representantes de los medios de comunicación, el sector privado, la sociedad civil, el mundo académico, el público y los jóvenes tienen un papel que desempeñar para unir al mundo contra la corrupción.
Apenas este sábado, se conmemoró el vigésimo aniversario de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción. Al celebrar este aniversario, la ONU, reflexiono sobre los cambios positivos que han traído consigo los esfuerzos colectivos impulsados por la Convención. Sin lugar a duda el combate a la corrupción es fundamental y es aquí donde todos deben sumar, porque no basta el discurso, los hechos hablan por sí solos.