Xalapa | 2023-10-05
En el día a día, es común escuchar expresiones que muestran preocupación por la falta de autonomía de los poderes del estado o bien por la intervención de uno en otro. La pregunta es ¿Qué tan grave es ello? Lo único y realmente innegable es que, el equilibrio de poderes es una condición elemental de un estado.
Pero hay que decirlo; más allá de que las leyes lo contemplan, regulen y observen, su permanencia no es una tarea fácil, pues para lograrlo convergen muchos factores, entre ellos, la existencia de agentes políticos responsables y autoridades comprometidas con el Estado de Derecho.
Estado de derecho del que hemos hablado reiteradamente; y es que todo este ligado y al final, el respeto a las leyes hace la diferencia y permite una democracia. Lo primero y más importante es tener claro, las ventajas y beneficios de vivir en una sociedad donde prevalezca el respeto a las normas. Esa es la gran diferencia.
Autoridades que respeten las normas, permiten vivir en un estado de derecho, democrático, donde la división de poderes no es una simulación, sino una realidad. La realidad es que, a lo largo de la historia, el poder se ha ejercido irresponsablemente, pretendiendo perpetuarse en él, permanecer, hacer valer solo su voz; imponiendo, por ello el autoritarismo ha sido una realidad de las que muchos países aún luchan por salir de ahí.
Es por ello, que lo establecido en las normas como división de poderes no es una casualidad, dejando en claro la importancia de la división de poderes, a través de la delimitación y separación de las funciones de los distintos órganos de gobierno: Poder Ejecutivo; legislativo y Judicial; a ello se suman los órganos autónomos que a lo largo de la historia han venido surgiendo en ese afán de buscar mayores equilibrios y contrapesos en el poder.
No obstante, la experiencia demuestra que en el poder siempre han existido intenciones por desmantelar esa división. Pero la gran pregunta es ¿Cómo lograr ese equilibrio, más allá de lo que establecen las leyes? y la respuesta es que, gran parte de ello radica, en la facultad de cada uno de estos de supervisarse y fiscalizarse entre sí, en el marco de las atribuciones conferidas.
Es así como, por ejemplo, vemos que, el presidente de la República solicita permiso al Legislativo para salir del país o bien, que la Suprema Corte de Justicia declara inconstitucional una norma aprobada por el congreso y así sucesivamente.
Ciudadanizar y concientizar sobre el tema, no es cosa menor, el trabajo para hacer posible el equilibrio y autonomía de poderes no debe de estar solo en papel, sino en el día a día de la administración pública y de la ciudadanía, permitiendo con ello el combate a la corrupción, fortaleciendo la democracia y respetando el estado de derecho.