México | 2024-08-02
Con el mundo en contra y millones de ciudadanos, Nicolás Maduro, se quiere reelegir por otros seis años en Venezuela como un dictador enfermo de poder, arrogante, cínico y despiadado, además de desafiante con la gente.
Por lo pronto, el gobierno de Estados Unidos, advierte que el dictador ya les colmó la paciencia por los abusos en contra del pueblo.
La OEA, hace un llamado a fincarle responsabilidades penales y a detener el genocidio de ya varios lustros en aquél país.
El mañoso dictador, al igual que su impulsor Hugo Chávez, Maduro orquestó todo un plan maquiavélico para su reelección firmando un pacto con todos los opositores de que aceptaría el resultado de las elecciones de este 28 de Julio.
Todo fue una farsa y los votos opositores se han visto superar al dictador a pesar de que con trampas, engaños y el peso de la bota de sus aliados enquistados al poder pretendió amenazar al pueblo de los resultados falsos y amañados de un triunfo totalmente fraudulento.
Los venezolanos recibieron del dictador con el supuesto triunfo electoral, su primera amenaza de reelección, de la férrea respuesta en contra de los opositores y el propio pueblo que no resiste a otro mandato del maligno dictador.
La respuesta de la gente ha sido de un agravio imperdonable y que el ejército se está uniendo al pueblo para quitar del poder a Maduro, que tiene una mansión y toda una fortuna esperándolo en Turquía de más cinco mil millones de dólares.
Lo increíble es que Venezuela un país rico en petróleo con reservas para más de 600 años, es un país empobrecido en el consumo de su gente.
Más de cinco millones han emigrado del país y pensar que antes fueron también número uno en los certámenes de belleza y en la producción de programas de televisión.
Ahora, la lucha está en las calles y en cuestión de horas al dictador le han ofrecido que se vaya vivo o que se atenga a las consecuencias de un pueblo que ya no aguanta al perverso y ex chófer de autobús colombiano Nicolás Maduro, que ha usurpado el poder en Venezuela con fines funestos por varios lustros por designio de su protector Hugo Chávez, al que la gente ya derrumbó los monumentos con su despreciable esfinge.
Los días de Nicolás Maduro, en Venezuela están contados y no tarda en caer vivo o muerto, allá él, cuando bien puede o debe retirarse a disfrutar de su fortuna en otro país.
Por lo pronto, su amenaza como respuesta a EU, de llamar a una revolución, no tiene sentido y es una respuesta falaz, a una salida fácil o a su supuesta creencia de que tendrá el apoyo de otras naciones, pero la realidad es que el pueblo lo odia y su paciencia también llegó a su límite. Ándale. Así las cosas.