Veracruz | 2020-06-14 | Agustín Gálvez
Los que hemos tenido o tenemos la hermosa experiencia de la enseñanza, desde cualquier cuartel que se ejerza, sea académica, cultural, deportiva o cualquier otra que podamos pensar y mucho más cuando tenemos la oportunidad de impartir enseñanza un más de un campo, podemos compartir con inmensa alegría los alcances que estas tutorías o enseñanzas llegan a influir en nuestros educandos, discípulos o pupilos, muchas veces he escuchado de boca de mis alumnos o alumnas decir, Ud. es como un padre para mi, (en su caso para mis compañeras maestras y entrenadoras, madre) y esto, sin lugar a dudas, es una de las cuestiones más significativas en nuestras vidas, convertirnos en un mentor que de manera especial marque y direccione la vida de las personas que entrenan con nosotros, es la mejor paga que podríamos recibir.
Esto es algo de suma importancia, lo cual no podemos ni debemos menospreciar, por el contrario darle el valor y peso exacto de lo que esto significa en la vida de nuestros alumnos y principalmente la vida nuestra, ya que si nosotros somos como un padre o madre para ellos, pues entonces es nuestra obligación y compromiso comportarnos como tal, verlos a ellos como hijos nuestros y formar así una gran familia.
Aunque no siempre las cosas resultan como uno quisiera, porque muchas de ocasiones las relaciones se ven afectadas por una u otra razón, pero siempre el ánimo en el cuidado de estas relaciones afectivas, es importante alimentarlo y cuidarlo continuamente, me viene a la mente una frase muy común, que no solo aplica en este tipo de relaciones, hasta en las mejores familias suele haber diferencias y distanciamientos, y precisamente la frase que mencionaba yo es "pues si la relación se termino y no tiene más futuro, pues lo mejor es terminarla", sin embargo, me hizo reflexionar el ver como hoy en día todos o casi todos, estamos muy pendientes de que no se extinga la pila de nuestro celular o algún otro aparato electrónico que acostumbramos a traer con nosotros y que en gran medida llegamos casi a depender de ellos, apenas vemos que nos estamos quedando sin pila y ya estamos viendo en donde podemos conectarlo para poder recargarlo y no padecer por la ausencia del mismo ¿o acaso porque se acabo la pila del celular lo tiramos hasta poder adquirir otro?, claro que no, por el contrario, lo recargamos, así de entusiastas deberíamos de ser en el cuidado de nuestras relaciones interpersonales, en absolutamente todas y en nuestro caso, en la relación con nuestros alumnos y sus familiares, si vemos que alguna por alguna razón se está acabando o algo está pasando, ver la manera de poder recargar esa relación para poder continuar enriqueciéndonos de ella, toda vez que siempre se enriquecen ambas partes, en especial el maestro se enriquece tanto del alumno como el alumno del maestro.
Muchos de nosotros como entrenadores y maestros, hemos andado ya un muy largo camino, en mi caso próximamente cumpliré 37 años de enseñanza, por tanto nos ha tocado ya entrenar amas de una sola generación y te llegas a topar con alumnos tuyos que después de muchos años te confían la enseñanza en sus propios hijos, algo que como siempre he dicho, "nuestros hijos, nuestro más grande tesoro" pero lo hermoso de esto es que de repente aquel que decía que has sido como un padre para él, el hijo llega a decirte, es que usted es como un abuelito para mí, la primera vez que escuche eso, me dio mucha risa, pero también me lleno de una gran ternura y una felicidad inimaginable, por ello puedo decir, la vida nos ha dado un gran regalo cuando encontramos la vocación de la enseñanza, nos llena de hijos y ahora hasta de nietos, convirtiéndonos en algo así, como un padre o como una madre.
Quizás para muchos pasamos casi inadvertidos o sin trascendencia en sus vidas, pero cuando para uno solo en la vida, te dice que tú has sido su motivación, su ejemplo o su factor de cambio o cuando llega a decirte, maestro, este es su legado, entonces te darás cuenta que tu paso por su vida, no ha sido en vano.
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