Xalapa | 2024-02-24
Resulta obvio que cuando los políticos regalan despensas, tinacos, playeras, gorras o cualquier cháchara; no están pensando en el bienestar del ciudadano, ni en resolverle un problema determinado. Simplemente lo hacen para atraerlos y captar su voto. Lo que cuestan los regalos no sale del bolsillo de los políticos, sino generalmente es desviado del erario público mediante múltiples triquiñuelas.
Esto me recuerda a los pescadores que desean atrapar a un pez. Si lanzaran el anzuelo sin carnada, no atraparían a ninguno. El pobre animal ha de creer que el pescador lo quiere alimentar y por eso muerde ingenuamente la carnada quedando enganchado en el anzuelo. Actuó por instinto. Jamás se percató del peligro que corría. A algunas personas les pasa lo mismo.
La despensa, el tinaco y ahora los programas sociales hacen las veces de carnada. Sin éstos, nadie asistiría a los mítines del partido dominante, donde pasan lista los líderes y a quienes no se presentan les descuentan el día, pierden el empleo o los mandan a trabajar a zonas rurales distantes, para que aprendan la lección y para que la próxima ocasión asistan "voluntariamente a fuerza".
No están diseñados los regalos y los llamados programas sociales para sacar a las personas de la pobreza, sino para crear clientelas electorales que se sientan comprometidas a votar por determinados políticos, ya sea por gratitud o porque en el fondo temen que si gana otro partido, ya no recibirán la dádiva.
La verdadera liberación y autorrealización del ciudadano es a través del trabajo bien remunerado. Esto se logra solamente con inversión productiva, educación, capacitación y desde luego con motivación. Hay que quitarle a la gente el complejo de pedigüeños que lamentablemente cada día se populariza más. Ningún país ha salido adelante mediante la improductividad y las dádivas.
La dádiva y el regalo solo hacen a las personas dependientes, comodinas y muy ágiles para estirar la mano y recibir un recurso que no siempre merecen, el cual se le ha quitado previamente a quienes que sí trabajan, sí producen y además pagan impuestos. También salen los recursos de préstamos que tarde o temprano deberemos pagar entre todos y de la cancelación o reducción de recursos asignados a programas prioritarios de salud y educación. Los políticos también obtienen dinero para auto promocionarse dejando de invertir lo suficiente en infraestructura y en el mantenimiento de ésta.
¿Cuánto cuesta un concierto en el Zócalo de la CDMX? Si lo que se gasta en conciertos y demás distractores se invirtiera en agua potable, no estaría amenazada la capital del país de quedarse sin el vital líquido.
No objeto de ninguna manera a quienes por edad, enfermedad o algún tipo de discapacidad real, les resulte imposible trabajar para ganarse su propio pan. Esa es parte de la responsabilidad y solidaridad social que deben mostrar primeramente sus familiares y después el resto de la ciudadanía. Es el precio que debemos pagar por ser parte de una comunidad. Tenemos el deber ineludible de apoyarnos unos a los otros.
Pero darle dinero a quien ya recibe una pensión, a quien no necesita el recurso, a quienes supuestamente estudian, cuando ni siquiera asisten a la escuela o son tan flojos que reprueban materias, me parece una manera perversa de matar el espíritu de superación de las personas y hacerles creer que tienen derecho a todo, sin enseñarles que aparejado a cada derecho tienen una obligación que cumplir.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana para todos.