Xalapa | 2024-03-12
La espina dorsal en todas las instituciones tiene el mejor capital con el que cuenta en toda la administración pública; en su recurso humano.
La comunidad burocrática que integran los servidores públicos es la parte más sólida de las instituciones; e incluso, en más de una ocasión por encima de quienes son sus jefes o superiores jerárquicos.
Y es que el personal de base, confianza, eventual, honorarios o en el status que sea, pero con antigüedad en el quehacer de las instituciones públicas saben que sólo se debe hacer lo que la norma permite y cómo hacerlo bien a través del trabajo leal.
El servidor público de carrera siempre propone, no dispone, por encima de un superior, jamás se atreve a cruzar la frontera de la ley, cuidan el trabajo, su ingreso, una futura pensión y, sobre todo, protege el más sagrado sustento para el hogar y familia, pues ahí se sostiene la alimentación y el bienestar integral de él y los suyos.
La burocracia seria, no deja de observar la normatividad, sus reglas y principios con respeto y responsabilidad, pues no corre el riesgo que se le inicie un procedimiento administrativo o hasta penal. Evitan cometer acción u omisión susceptibles de algún acto de corrupción.
Y es que, en la actualidad ver y saber de servidores públicos que son observados y que les llevará a enfrentar juicios entre administrativos y de otro tipo o naturaleza, muestran que se han ido colocando a los formados en el microondas y no a la leña, en puestos estratégicos, hablando en términos de buena formación, con emoción y pasión dentro del servicio Institucional y toda la administración pública.
La etapa sexenal que vive el país y Veracruz no escapa en esto, exige no caer en la simulación en tareas y acciones de gobierno a través de malos servidores públicos, pues "es evidente que han intentado transitar por la transparencia y la rendición de cuentas, pero ficticias", y frente a una comunidad cada día más alerta, atenta y dispuesta a que no le escatimen atenderles con sentido social y ciudadano ante sus demandas legítimas, están elevando el mal humor social en contra del régimen, en beneficio de partidos políticos opuestos al régimen.
El famoso código de ética para los servidores públicos actuales y por terminar mandato, les valió para efectos de honestidad y han fallado, pero también quedarán a deber como comunidad burocrática y, en la próxima elección, la medición de votos en contra lo demostrarán.
En todo el desencanto social por la comunidad necesitada, y en torno a la opinión de servidores públicos actuales, está claro que los burócratas buenos son los más -afortunadamente- pero los menos y mal hechos en el microondas, harán mayor daño del que suponen en relación a urnas contra el régimen.
El puro lodazal y la guerra sucia entre rivales internos y externos en esta época de elecciones no necesitan lluvias climatológicas sino sólo un ambiente áspero.
¡ ES CUANTO !