Biopolítica

| 2020-05-27 | Martha Adriana Morales Ortiz/César Daniel González Madruga

Desde que la pandemia empezó a propagarse por todos lados, la política pasó a convertirse en biopolítica. Conscientes de la polarización en los temas referentes a la naturaleza, habrá quien estén esperando regresar a la normalidad de un capitalismo aún más voraz, el cual está trabajando mientras estamos en casa, vendiéndonos la supuesta tranquilidad; mientras que al otro lado del espejo hay toda una ola de gente viendo la crisis como una oportunidad para transitar a una nueva normalidad que este construida de armonía con la naturaleza, con formas de vida sostenibles; reduciendo las brechas de desigualdad y pobreza alimentaria, entre otros.

Los sistemas se están o los están derrumbando, no sabemos, pero lo que si sabemos es que se están cayendo unos para que surjan otros, ¿de qué lado quieres estar? Es tiempo de disertar y decidir, como siempre la coherencia; alineación de mente, corazón y acción, para salir de toda esta locura en la que nos hemos dejado llevar para alimentar el gran caos que la Tierra ya no podía soportar.  Era ilógico lo que estábamos haciendo antes del COVID-19: el gusto efímero, el deseo banal, el hiperconsumismo voraz, devoraba todo, consumía y tragaba todo ¿que daba a cambio? sólo aguas negras para los mares y aunque eso aun no ha cambiado, al menos ya nos pusieron un freno de mano, para volver a domar a la bestia que todos llevamos dentro.

Los sistemas familiares que desde siempre han vivido con el huerto en casa o con campos sembrados y arduamente trabajados, ahora hasta se dan el  lujo de regalar parte de las cosechas que les ha brindado la Madre Tierra,  lo cual nos impulsará en ir recobrando todo el potencial de nuestros poderes como mexicanos.  Esta forma de vida contrasta con lo que sucede en las grandes urbes a causa de la desconexión profunda con la Tierra y que es a quienes más  les cuesta hacer frente para combatir a la contingencia sanitaria.

El 22 de abril celebramos el día Mundial de la Tierra y ¿cómo festejamos?, algunos regresando la educación en casa, otros cuidando sus plantas, otros en el mismo vacío existencial, otros en un proceso de autorreprogramación, algunos con luz y claridad en sus pensamientos, otros trabajando sin tregua,  y otros aun ni enterados de lo que sucede porque nunca han llegado telecomunicaciones a sus espacios, así como otros pueblos indígenas que sin estar inmersos en el plan geopolítico entienden lo que pasa porque aun saben leer los designios de la Naturaleza. 

Aprovechamos también este espacio para hacer un llamado a que discurso de Derechos de la Madre Tierra se adapte y evolucione, si bien han habido avances destacables en el mundo para una legislación que la reconozca a la Naturaleza como ente vivo sujeto de derecho, el movimiento iba creciendo y llegó a estar en sus máximas expresiones cuando Evo Morales lo llevó a la constitución Boliviana, lo que le dio un liderazgo natural entre quienes promueven los derechos de la naturaleza en el mundo y que tras la salida de Evo de la presidencia  pareciera que el tema perdiera fuerza, es momento de recordar que este no es tema ni bandera exclusiva de ningún político, un sólo pueblo,  una sola nación o de unos cuantos sabiondos, sino que es algo que nos incumbe a todos y es una herencia de los pueblos originarios y de la sabiduría  ancestral en prácticamente todo el planeta.