Coatzacoalcos Ver. | 2023-02-22
"Viví una situación terrible de injusticia, que nadie más tiene que vivirla" fueron las palabras de Ana Georgina Domínguez Macías tras ser confundida con una líder criminal, que la llevó a ser recluida en una prisión por más de 13 años.
Era el gobierno del panista Felipe Calderón, cuando se inició una guerra contra el crimen organizado y en donde se realizaron detenciones masivas de personas "inocentes" que solo fungieron como chivos expiatorios.
La historia de terror de Ana Georgina inició un 9 de septiembre del 2009, cuando elementos policiacos irrumpieron durante la madrugada en su vivienda ubicada en la colonia Vistalmar de Coatzacoalcos, golpeándola y torturándola como una vil delincuente.
Con tan solo 26 años de edad, dejó a la deriva a sus dos hijos, quienes vieron como su madre fue maniatada y sometida por más de 15 uniformados que sin explicación alguna se la llevaron con rumbo desconocido.
Durante el proceso, la joven fue golpeada, torturada y hasta abusada sexualmente, toda vez que los elementos del Ejército Mexicano, la obligaron a quitarse la ropa, para que les modelara, mientras aprovechaban a fotografiarla, al interior del cuartel que tenían en Coatzacoalcos.
Aunque Ana Georgina trató de defenderse, sus esfuerzos fueron en vano ante la "jauría" de hombres que se saciaban viendo y tocando su cuerpo, sin que nadie les pusiera un alto, pues se sentían con el poder de hacer con ella lo que quisieran.
"Me dejan al cargo de cuatro elementos militares, ellos comienzan a querer hacer ese abuso de mi persona, yo me defendí lo más que pude y por más que forcejeaba, que gritaba, pero pues ellos eran más y su fuerza brutal en ese momento", comentó.
La joven fue trasladada directamente al penal de Almoloya de Juárez en el estado de México, donde la presentaron como la "Güera", una mujer que presuntamente manejaba las finanzas de un grupo delictivo.
Sin embargo, fueron los mandos de la extinta Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), quienes se percataron que no era la persona que buscaban, ya que la "Güera", era una mujer cuerpo robusto y de 45 años de edad.
Pese a que ya se habían percatado de la confusión, los militares mencionaron que la detención se hizo gracias a una llamada anónima, sin embargo, no fue puesta en libertad, por lo que le fabricaron el delito de lavado de dinero y delincuencia organizada.
Sin que su situación fuera esclarecida, Ana Georgina fue trasladada a varios reclusorios, perdiendo contacto con sus familiares a quienes no les notificaban sobre el proceso que enfrentaba, ni mucho menos donde se encontraba.
Conforme pasaba el tiempo, la joven cada vez se dada por vencida, sin embargo, las ganas de ver nuevamente a sus hijos, le daban un aliciente de sus paso por los reclusorios seria temporal y que la pesadilla llegaría a su fin.
Durante esos 13 años en prisión tuvo la oportunidad de conocer varias historias de mujeres que fueron detenidas de manera injustificada y que aún seguían pagando una condena de un delito que ni ellas mismas sabían.
Recluida entre tantas mujeres logró conocer a una en especial, siendo Sandra Ávila Beltrán "La reina del pacífico", quien las motivó la defenderse, a alzar la voz y hacer valer sus derechos como mujer, lección que le permitió seguir adelante aún cuando su pareja decidió abandonarla a mitad del camino.
Durante ese proceso Ana Georgina decidió concluir sus estudios, los cuales dejó a medias tras embarazarse y casarse con un hombre que la maltrató por muchos años, hasta que decidió poner punto final a esa tortura.
Fue el padre de la joven, el señor Jorge Luis Domínguez Aguilar quien a través de una carta dirigida al presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, le hizo saber del calvario que estaban viviendo, sin imaginar, que el mandatario federal lo recordaría como uno de sus grandes amigos, con quien jugaba beisbol en el municipio de Agua Dulce.
El presidente pidió que el caso se investigara de manera inmediata, por lo que Ana Georgina logró obtener su libertad en medida cautelar, considerado como un acontecimiento histórico, ya que en los delitos de alto impacto no se pude otorgar ese tipo de beneficios.
Una vez obtenida su libertad, Ana Georgina pide que se investiguen los demás casos de mujeres que se encuentran en prisión aplicando el protocolo de Estambul, el cual es un Manual de Investigación y Documentación Efectiva sobre Tortura, Castigos y Tratamientos Crueles, Inhumanos o Degradantes, para que de esa manera puedan ser absueltas.
Actualmente cuenta con la libertad absoluta de lavado de dinero por falta de pruebas y violación de detención, por lo que se encuentra a la espera de que se le dicte este mismo proceso por el delito de delincuencia organizada.
Hoy Ana Georgina es una mujer de 40 años de edad, quien ha decidido iniciar de cero para recuperar el cariño y el amor de sus hijos, pues lamentablemente uno de ellos se enfrentó al cáncer, sin que su madre estuviera a su lado.
Con el conocimiento en el boxeo, ha decidido abrir un canal de YouTube en donde imparte clases de boxeo, inspirando a las mujeres a luchar por sus objetivos y a nunca darse por vencidas, pues al igual que ella, al final de su historia, siempre estuvo tomada de la mano de dios.
Han pasado dos meses desde que Ana Georgina dejó el reclusorio de Almoloya de Juárez, pero hasta el momento no ha recibido, ninguna disculpa pública por parte de la Fiscalía General de la República, ni mucho menos una indemnización de los daños que le causaron.
Ana alza la voz para que su historia no se repita y todas aquellas que aún cumplen no son sentenciadas por un delito que no cometieron, sean puestas en libertad, tal como lo señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador.