| 2023-09-14
Todos alojamos a la niña o niño que fuimos, ése que reía, jugaba, veía televisión, se embarraba de pastel y era feliz a lado de papá o mamá. Sin embargo, si en esta etapa hubo daños, violencia y muchas lágrimas, puede que la parte adulta no esté del todo saludable. Quizás afloren esas heridas en inseguridad, miedos, tristezas, y mucha ira. De ahí que sea preciso sanar a ese pequeñín para seguir avanzando en las edades de la vida. ¿Qué hacer?
Recrea cuando eras niño. Ve a un lugar lejos de los distractores, siéntate y trata de recordar cómo eras de pequeño, tu cuerpo, tu sonrisa, tus juguetes, tu ropa, tu habitación, a qué jugabas. Respira hondo e intenta imaginar que tú adulto entras a esa habitación, te miras cuando tenías 8 años y platicas contigo, preguntas por qué está triste, acaricia a ese chico, ofrécele fortaleza, dile que él no tuvo culpas, que estará a salvo. Abrázalo fuertemente y trátalo como hubieras querido te tratarán en ese tiempo. Juega y diviértete con tu niño interior, tu imaginación tiene más alcance de lo que crees, te provee de la habilidad para dar un paso fuera de tus límites personales y liberar tu potencial más grande. Este ejercicio te llevará a tus partes más inseguras, crueles y temerosas que afloraban de tu niño interior.
Considera, que este ejercicio es como una catarsis en donde gradualmente irás hallando paz y tranquilidad. Reconéctate con tu niño interior de modo constante, como un buen hábito de vida. Ese pequeño te lo agradecerá.
Repite mental o quedito alguna frase positiva como "Todo se va a resolver", y concéntrate en la verdad de eso que dices. Un pensamiento positivo es 200 veces más poderoso que uno negativo. Aprende a hablarte a ti mismo con afirmaciones que convierten el premio que quieres en palabras. Como un jingle- comercial musical pegajoso que de tanto oírlo se adueña del subconsciente.
Sana a tu niña o niño interior dándote permiso de vez en cuando de jugar contigo mismo, futbol, juguetes, un parque, no te reprimas ante la rigidez de los adultos ni por temor al qué dirán. Si encuentras que el chico está muy dañado, la terapia profesional ayudará